Siempre me han fascinado las historias que parecen sacadas de una novela de realismo mágico. De esas que, cuando las escuchas por primera vez, piensas que tienen que ser mentira. Pero esta, por increíble que parezca, sucedió de verdad. Me topé con ella mientras investigaba sobre hechos insólitos y, como siempre hago, empecé a buscar en varias fuentes, porque no me basta con lo que dice Wikipedia —donde cualquiera puede escribir que es Wonder Woman y quedarse tan pancho. Esta es la historia de la epidemia del baile de 1518.

La historia comienza en julio de 1518, en Estrasburgo (entonces parte del Sacro Imperio Romano Germánico). Una mujer, de la que no se conoce el nombre, comenzó a bailar en plena calle. Sin motivo aparente, sin música, sin descanso. Al principio, los vecinos pensaron que era una celebración, quizá por la llegada del verano. Pero la cosa se volvió inquietante cuando pasaron las horas, luego los días… y la mujer no paraba de bailar.

Lo más desconcertante vino después: a la semana, otras 30 personas se habían unido a esta especie de danza incontrolable. Al cabo de un mes, ya eran más de 400. Hombres, mujeres y jóvenes bailaban sin pausa por las calles de la ciudad, día y noche, como si estuvieran poseídos por una energía imposible de frenar.

Y, por desgracia, algunos empezaron a morir. Las causas más probables: agotamiento extremo, infartos, derrames cerebrales. No dormían, no comían, no se detenían. Aquello se convirtió en una tragedia colectiva.

¿Qué hicieron las autoridades?

Al principio, los médicos de la época —con el conocimiento limitado del siglo XVI— pensaron que se trataba de una enfermedad física, algo parecido a la fiebre. Así que, siguiendo la lógica más literal posible, recomendaron que siguieran bailando… para «sacar el mal del cuerpo». Lo sé. Suena absurdo, pero eso fue lo que pasó.

Incluso se contrataron músicos y se montaron tarimas en las plazas para animar aún más la danza. Querían ayudar, pero lo único que consiguieron fue acelerar el deterioro físico de los afectados. Cuando vieron que eso no funcionaba y que la gente caía al suelo como moscas, decidieron recurrir al plan B más típico de la época: llevarlos a la iglesia a rezar.

Las teorías más aceptadas hoy

Nadie supo con certeza qué provocó esta extraña epidemia, pero hay algunas teorías bastante sólidas.

Una de las más llamativas la propuso el historiador británico John Waller, quien sugiere que el evento pudo estar relacionado con una época de hambruna severa. En aquel entonces, el trigo escaseaba, y muchas personas empezaron a alimentarse con centeno contaminado con cornezuelo, un hongo que contiene alcaloides psicoactivos similares al LSD. En pequeñas dosis no pasa nada, pero si comes pan hecho con grandes cantidades de este hongo… el resultado puede ser alucinaciones, convulsiones y delirios.

¿Y si lo que vivieron esas personas fue una especie de intoxicación masiva? ¿Un “mal viaje colectivo” sin drogas recreativas pero con efectos muy reales?

Otra posibilidad: el entorno social y genético

Hay quienes apuntan también a la endogamia. Estrasburgo, como muchas otras zonas pequeñas y cerradas, tenía poca diversidad genética. Eso facilitaba la transmisión de posibles enfermedades neurológicas o trastornos hereditarios.

A esto se suma el contexto de estrés colectivo: hambre, enfermedades, incertidumbre… Todo eso puede generar estados alterados de conciencia. Es posible que algunas personas simplemente perdieran el control de su cuerpo, arrastrando a otras en un fenómeno psicosocial en cadena.

¿Y cómo terminó?

Tan misteriosamente como empezó. La epidemia desapareció sin explicación. Algunas personas huyeron de la ciudad por miedo al contagio. Llegaron nuevos alimentos, mejoraron las condiciones… y la danza cesó. Solo ocurrió en Estrasburgo, nunca se extendió a otras regiones.

El misterio permanece

Hoy, más de 500 años después, nadie sabe a ciencia cierta qué ocurrió en ese verano de 1518. Algunos lo llaman la epidemia del baile, otros lo relacionan con el llamado mal de San Vito (una enfermedad que provoca movimientos incontrolables). En mi opinión, fue una combinación letal de ignorancia médica, hambre, miedo… y quizá, un poco de hongo mágico.

Sea lo que fuera, sigue siendo uno de los episodios más extraños de la historia europea. Como el Triángulo de las Bermudas, pero con tambores, sudor y pasos de baile que nunca terminaban.

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Gara Lacaba
¡Hola! Soy Gara, una intrépida exploradora del misterio. Mi pasión por descubrir los lugares, sociedades y cultos más ocultos del ser humano me ha llevado a crear un proyecto único en su clase. En mi programa de radio "La Sociedad Secreta de las Raras Avis", me sumerjo en el mundo de lo inusual, lo subversivo y lo desconocido. A través de este medio, comparto mis hallazgos, reflexiones y experiencias con una audiencia ávida de conocer más allá de lo convencional. Como persona curiosa por naturaleza, siempre estoy en búsqueda constante de nuevos horizontes y perspectivas alternativas. Mi objetivo es desentrañar los misterios y las contradicciones que se esconden en las sombras de nuestra sociedad, desafiando las normas establecidas y celebrando la diversidad y la singularidad de cada individuo. Únete a mí en este viaje por los márgenes de la cultura, donde las rarezas y las excentricidades se convierten en fuentes de inspiración y liberación. Juntos, exploraremos las fronteras de lo convencional y nos sumergiremos en un universo paralelo donde la autenticidad y la rebeldía son moneda corriente. ¡Bienvenidos a mi pequeño rincón

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