La historia de Joseph Mulvaney parece nacida de una novela negra: un veterano de guerra que desaparece sin denuncia, un baúl militar abandonado durante años y un esqueleto que surge de su interior para reabrir una herida familiar cuatro décadas después. Pero no es ficción. Es un caso real de identidad, memoria y silencios que, pese a haber despejado quién era la víctima, aún no ha explicado del todo qué ocurrió ni por qué.
Quién fue Joseph Mulvaney

Joseph Mulvaney nació el 3 de enero de 1921 en Mattoon, Illinois. Sirvió durante la Segunda Guerra Mundial en la Guardia Nacional de Illinois, estuvo en Australia y Filipinas. Tras la guerra, llevó una vida aparentemente corriente: trabajó en el sector ferroviario, se casó con Mary Alyce McLees y formó una familia.
En 1963, los Mulvaney se mudaron con sus tres hijos a Des Moines, Iowa. Poco después de firmar los papeles de la nueva casa, Joseph desapareció. No hubo denuncia formal, ni noticias, sólo un vacío que se prolongó durante décadas.
El baúl de Thermopolis
La historia dio un giro en Wyoming. En 1986, John David Morris conocido como “Gabby” y vinculado a la familia Mulvaney como hijastro o hijo adoptivo, dejó un baúl militar en un cobertizo de Newell Sessions, en Thermopolis. Prometió volver a recogerlo. Nunca lo hizo.

El 31 de marzo de 1992, cansado de esperar, Sessions abrió el baúl con un soplete. Dentro encontró un esqueleto humano parcialmente completo. Faltaban algunos huesos y segmentos de las piernas. Había algo más: una bolsa de supermercado Hy-Vee, cadena muy asociada a Iowa, que pronto se convertiría en una pista clave.
Los forenses concluyeron que se trataba de un homicidio. El cráneo mostraba el impacto de una bala alojada detrás del ojo izquierdo; además, había indicios de un segundo disparo que habría rozado las costillas. La víctima era un hombre.
Durante los noventa se realizaron reconstrucciones faciales y el caso llegó a la televisión en 1993, en el programa Misterios sin resolver, con el título popular de “Gabby’s Bones” (“Los huesos de Gabby”). Cada reposición traía llamadas, teorías y datos fragmentarios, pero no un nombre definitivo.
Localizar la identidad fue una tarea minuciosa. Se consultaron archivos militares; un incendio en 1973 en el National Personnel Records Center había destruido parte de la documentación de muchos veteranos, así que los investigadores tuvieron que reconstruir el itinerario de Mulvaney a partir de registros alternativos, fotografías de unidad y memorias dispersas. Aun así, la pieza que faltaba era biológica.
El ADN

En octubre de 2017 en una de las reposiciones del programa, una espectadora llamada Shelley Stanley reconoció muchos detalles de su familia y su padre que estaba viendo el programa con ella le dijo: “Creo que es tu abuelo, el desapareció en 1963”. Shelley se puso en contacto con la NBA que era donde se transmitía el programa y dio los datos de su familia, ademas de hacer una petición de hacerle la prueba de ADN a su madre.
Se tomó una muestra de ADN a Kathy Mulvaney Guynn, hija de Joseph. La comparación arrojó una coincidencia superior al 99 %. Tras más de medio siglo de ausencia, el esqueleto del baúl tenía nombre: Joseph Mulvaney.
La noticia no solo dio un cierre a la incógnita de la identidad; también devolvió a la familia una certeza amarga: Joseph no había abandonado su hogar, lo habían matado.
Honores y despedida
En marzo de 2019, los restos de Mulvaney recibieron honores militares en Cody, Wyoming: bandera, guardia y salva ceremonial. Después fueron cremados y trasladados a Iowa para su entierro, cerrando, al menos en lo ritual, un ciclo que había permanecido suspendido durante décadas.
Hipótesis, sospechas y silencios
Aunque el quién quedó resuelto, el qué y el quién lo hizo siguen sin respuesta judicial. No hay arrestos ni cargos por el homicidio.
Dentro de la familia circula desde hace años una hipótesis: que Mary Alyce, esposa de Joseph, habría disparado un calibre .25 y que John David “Gabby” Morris habría ocultado el cuerpo. Según esta versión, el cadáver habría sido enterrado primero en el jardín de la casa familiar en Iowa, y tiempo después exhumado, colocado en el baúl y trasladado a Wyoming, donde terminó abandonado en el cobertizo de Newell Sessions.
Morris negó conocer el contenido del baúl y dijo haberlo comprado en una venta de garaje sin abrirlo jamás. Las autoridades mostraron escepticismo ante esa explicación, pero no se reunieron pruebas suficientes para imputar a nadie. La bolsa de Hy-Vee hallada dentro del baúl reforzó la pista de Iowa, aunque por sí sola no vinculaba legalmente a un responsable. En este punto conviene subrayarlo: gran parte de estas narrativas proceden de testimonios familiares y evidencia circunstancial. No hay una sentencia que establezca hechos, autor y móvil. El caso, en ese sentido, permanece abierto en lo esencial.
Fuentes
- 40 años después resuelven caso de asesinato en Estados Unidos gracias a una foto y un programa. heraldousa.com.
- El escalofriante asesinato que fue resuelto 40 años después gracias a un programa de TV. infobae.com.
- Ballard Funeral Home: Joseph Mulvaney of Iowa. www.ballardfh.com
Aviso:
La imagen utilizada como destacada para esta publicación, ha sido generada o modificada mediante inteligencia artificial con fines ilustrativos. No representa necesariamente hechos, lugares o personas reales.













