
En países como Brasil existe una muy arraigada comunidad espirita, que además ha propiciado importantes contribuciones sociales. Según sus preceptos, nuestro espíritu no se desvanece, ni nuestro ego se disuelve. Tras dejar nuestro cuerpo físico, sencillamente, seguimos siendo nosotros mismos. Ni más listos, ni más poderosos. Por tanto, puede darse el caso, según afirman, que tras morir no seamos capaces de darnos cuenta de esta circunstancia y podríamos perdernos entre este mundo y el otro lado. María José Rodríguez nos cuenta más sobre este asunto y sobre alguna de sus experiencias.
Rescatamos de los registros ufológicos un caso que por sus características ha sido repasado por multitud de investigadores. Una historia con interesantes puntos para ser analizados con detenimiento. En muchas publicaciones se ha denominado “Abducción en Pascagoula”.