Todo ser humano tiene, dentro de sí mismo, diferentes estados de ánimo. La importancia de esto, reside en saber gestionarlo de forma certera. Las alegrías, como las tristezas, tienen sus momentos, porque la vida se compone de momentos. Las personas, difícilmente cambiamos. Aunque, podemos hacer cambios en nuestra forma de ser. Podemos crearnos una vida mucho mejor y más agradable, no sólo para nosotr@s mismos, también para los demás, fabricando un rayo de luz.
Aprender a vivir sonriendo
Tenemos que aprender a vivir sonriendo. El sufrimiento se alivia con la alegría, como el agua vence al fuego. La tristeza del alma, se calma dibujando una sonrisa de agradecimiento al Universo. El brillo intenso de unos ojos, de mirada limpia, aparta sentimientos obtusos de negatividad, envidia, celos. Sentimientos, que no nos aportan absolutamente nada a nuestras vidas.
Por lo tanto, está en nuestras manos cambiar algunos aspectos de nuestras vidas. Por muy oscuro que se presenté el día, al final, siempre sale el Sol. Podemos aprender a tener un pensamiento positivo, mantener un sentimiento vivo y crear una burbuja de felicidad, donde podamos habitar, resguardándonos de todo lo que no queremos. Sacando todo lo mejor de nosotr@s, de la vida. No hacer jamás nada en contra de nuestra voluntad y no dejando entrar, a nadie que no queramos.
Fabricando un rayo de luz
Los sentimientos se mueven por el corazón, órgano principal por excelencia. Por eso, cuando el corazón siente, palpita a mil. Como si estuviera bailando zumba. Y cuando el corazón esta sereno, bailamos la más romántica de las baladas, con movimientos gestuales de amor hacia nuestro entorno. Y bailamos para los que están y para los que ya no están. Porque, tod@s estamos dentro de cada una de nuestras burbujas, sí mantenemos la ilusión. Eso es lo que llamo, fabricando un rayo de luz.
Hasta la próxima.