Durante la emisión del programa Canarias Directo del 31/05/2011. En la imagen: Candelaria junto a Josephie Mateos |
Y continua describiéndonos los sonidos extraños que percibe casi cada noche en su habitación: “Una noche… ¡¡cinco veces!! Empezó en la mesita de noche, en una caja que tengo con revistas y fotos. Era como si hubiera ratones. En la mesa de noche era así… – Cande abre una puerta de uno de los muebles que más cerca tiene y la cierra rápidamente, para describir el sonido que percibía-. Después en los armarios. Mi armario hace ¡Tras!… como cuando pinchan un globo. Hace ¡Plas! Me levantaba a mirar a ver que había… y no hay nada”. “No son fuertes, fuertes… Pero una noche si fue fuerte y me asusté. .. No quiero ni dormir en la habitación cuando él no está”. –concluye señalando a su pareja.
Comenzamos con Julio, la actual pareja de Cande. El no reside de manera habitual en esta vivienda. Con calma nos manifiesta sentir tanto en su lugar de residencia, como en la casa objeto de nuestra investigación, una constante presencia, principalmente de noche- “Sobre todo cuando estoy durmiendo. Algo que me oprime y no me deja respirar”– nos comenta mientras sitúa sus manos en el pecho- “Y me quiere llevar. Trato de moverme y ni las manos puedo mover.” Y sentencia su relato diciendo que “…Yo lo que siento es que, donde yo esté o donde yo me encuentre, va a estar conmigo”. Asegura haber visto alguna vez a alguien en la habitación, mientras dormía. Y en todas las ocasiones, la opresiva sensación de parálisis de todo su cuerpo. El está convencido de que los sucesos que Cande dice vivir en su hogar son por su causa, no por la casa.
En la imagen: Julio y Cande juno a Fernando Álvarez |
Todos los testimonios están recogidos en un breve reportaje videográfico que próximamente pondremos a la disposición de nuestros lectores en breve en este mismo blog. En el podrán escuchar también el testimonio de nuestras sensitivas. El más relevante es el de Olga Pérez, quien nos sorprende al contarnos que ha podido “ver” a un hombre en aquella habitación. Lo describe como un individuo alto, no muy corpulento y con una particularidad física que ha Julio le resultó muy familiar. Esta presencia masculina parece mostrar una patología en el brazo derecho, algo que le produce un gran dolor. Julio lo relacionó de inmediato con un gran amigo ya fallecido. Pero Olga insiste en que su actitud no es negativa y que no tiene relación alguna con los sucesos que relata la pareja.
Barajamos las posibilidades parapsicológicas, pero casi la totalidad del grupo nos decantamos por una cuestión puramente psicológica. De una parte, los sucesos que cuenta Julio, se encuentran bien recogidos y estudiados por la medicina. Y, como teoría, el que suscribe plantea los efectos de un conocido trastorno llamado “Parálisis del sueño”.
Cada vez que dormimos, en el proceso del sueño nuestro cerebro desconecta, por así decirlo, el cuerpo físico. De esta forma evita que escenifiquemos físicamente lo que soñamos. Si soñamos que andamos por la calle, por poner un ejemplo, evitaría que salgamos caminando de la cama. Es justo el mecanismo cuya disfunción provoca el sonambulismo. Esta circunstancia se conoce como “atonía muscular”. Generalmente, en el proceso de despertarnos, nuestro cerebro vuelve a “conectar” poco a poco el cuerpo físico. La parálisis del sueño ocurre cuando, al despertarnos, solo lo hace nuestra mente. No se activa el mecanismo que reactiva nuestro cuerpo y de ahí la sensación de parálisis. Los síntomas son, en todos los casos estudiados, similares: Inmovilidad absoluta, sensación de presión en el pecho, (debido a la atonía de la musculatura torácica), incapacidad para articular palabra alguna, lo que genera una gran angustia. En ese momento, la conexión entre mente subconsciente y mente consciente están entremezclados y el individuo puede reflejar imágenes oníricas en lo que interpreta como realidad. Esto provoca alucinaciones. Y la sensación de presencias extrañas en la habitación es la más habitual.
Josephine Mateos y Juan Carlos Antúnez |
Los especialistas no tienen claro cuál es la causa que provoca este trastorno en concreto, pero ocurre incluso sin la antecedencia o como consecuencia de una enfermedad. Puede ocurrirle, al menos una vez en la vida, a cualquier persona totalmente sana. Pero si parecen estar relacionadas, como casi todos los trastornos del sueño, con estados de ansiedad o estrés emocional. Y en este sentido debemos reseñar que tanto Julio como Cande nos confesaron que, por diversas circunstancias de la vida, se han sentido muy agobiados durante bastante tiempo.
Any Torres y Fernándo Álvarez |
Por otro lado, los sonidos descritos por Cande, nos recuerdan mucho a los producidos por los procesos de dilatación y compresión de la madera, causados por los cambios de temperatura ambiental. Según la lectura de los termómetros, pasadas las 21:00 horas de una tarde noche fría, con una densa nubosidad que amenazaba lluvia, la temperatura de aquella habitación rondaba los 24ºC. Algo que se percibe nada más entrar, y no solo por nuestra presencia, numerosa en una casa tan pequeña. En nuestra primera inspección de la habitación, descubrimos un ventilador que Cande mantenía en marcha, incluso con la estancia vacía.
Zaida Ruíz, Carlos Soriano y Josephine Mateos |
Juan Carlos Antúnez es prudente en sus conclusiones, hasta revisar el material obtenido, pero cree en gran medida que una interpretación errónea de cuestiones puramente lógicas y cierto grado de sugestión, podrían estar condicionando el relato de los testigos. Sin embargo, nos recuerda los resultados con la radiestesia y es algo que aún le intriga. Tanto él, como Fernando Álvarez comparten esta hipótesis. Pero instan a la prudencia hasta repasar todos los datos con más calma.
Nos marchamos con la promesa de mantener el contacto. Quisiéramos dar una respuesta pronto a sus inquietudes. Tenga una causa paranormal o no, el miedo que nos muestra Cande si es real. Y ante esto le profesamos un hondo respeto. Confiamos en que al menos podamos contribuir a que desaparezca.
Conclusión tras reflexión
Días posteriores, tras la revisión de lo captado por los aparatos técnicos, podemos afirmar que ni las cámaras infrarrojas, ni las grabaciones de audio realizadas exprofeso, arrojan resultado alguno. Y la conclusión general del grupo se reafirma. Incluso sobre el extraño comportamiento de los péndulos y varillas radiestésicas, Juan Carlos Antúnez está convencido de que está motivado por cuestiones puramente geológicas. Habría que escarbar entre los registros históricos de la zona para recabar más datos sobre la localización exacta de aquella parcela. Pero, en consenso común en todo el grupo, no creímos que la ocasión lo mereciera.
Todos tratamos de dar un porqué al devenir de nuestra vida. Todos tratamos de darle un sentido a nuestras penalidades y alegrías. Cande, en la creencia de que aquello que le ocurer es de «otra naturaleza», trató de buscar respuestas entre la multitud de supuestos videntes, brujos y santeros con los que se encontró en su camino. Afirmándole, cada uno de ellos, sendas posibilidades «espirituales» a la cual más peregrina. Tal vez esto acabó por convencerla de una realidad que no está más allá de su imaginación, desde luego alimentada por la «supuesta» palabrería de tanto «supuesto» charlatán. Una suerte de «efecto Pigmalión», en el que por su expectativa de creer que la respuesta a lo que le ocurre es paranormal, acaba reflejando en su conducta los efectos oportunos para que así sea para ella.
Texto y fotografía: Carlos Soriano