A veces pienso que, si las cosas se pudieran cambiar, yo cambiaría mi primer contacto con la muerte. Porque eso cambio mi vida por completo. Un día, con tan solo 7 años, como cada domingo, llegue a casa de mi abuelo vivía en el volcán de Güimar. Como siempre, para mi era algo muy especial. Mi abuelo siempre me esperaba en el patio de casa, con una sonrisa. Ese día, al verlo sentí como un escalofrío que me dejo paralizada. Vi su sombra reflejada en la pared y era completamente azul. Se lo dije a mi abuelo y él, al volverse y verla, me miro con lagrimas en los ojos. Me cogió de la mano y entramos en su casa. Nos sentamos en la mesa de la cocina y le dijo a mi abuela: “Me voy ha hacer un largo viaje.”
Pasaron escasamente dos días. Martes, 10 de la noche. Me fui a la cama. Yo había olvidado por completo lo ocurrido el domingo. Al entrar en el cuarto, estaba mi abuelo sentado a los pies de mi cama, como siempre, con su guitarra y su sombrero. Venia a darme, según el, “las buenas noches” y a cantarme la canción que me cantaba desde bien niña: “ES MI NIÑA BONITA”. Fue la última vez que la escuche de su boca. Mi madre también la escucho. Entró a mi cuarto, mirando a todas partes, como si estuviera fuera de orbita y me decía- “¿Tu escuchas a mi padre?”- Yo le decía –“Mama ¿Qué te pasa? Claro que lo escucho. Si el abuelo esta aquí.”- Mi madre se puso a gritar: “¡Mi padre se ha muerto, mi padre se ha muerto!” Y salió corriendo, como un alma en pena. Yo miré a mi abuelo. No entendía nada. Se levantó de los pies de mi cama, me arropó y me dio dos besos. Me dijo que era muy niña para entenderlo y me dijo estas palabras: ”PIENSA QUE SIEMPRE ESTARE CONTIGO. SOY TU ANGEL DE LA GUARDA.” Lo vi salir del cuarto con su sonrisa.
Al despertar por la mañana, mi madre no estaba en casa. La vecina se quedó dos días con nosotros. Yo, ignorante, estaba contenta por que pensaba que se había marchado con mi abuelo… Cuando vi a mi madre vestida de riguroso luto, sentándonos a todos en el patio y decirnos que el abuelo había muerto el martes, a las 8 de la tarde, y que había venido a despedirse de ella después de morir…
Aún hoy mi madre sigue pensando que la canción que escuchó era para ella. Y que yo no la escuché. Que simplemente me asuste al verla en mi habitación… Hasta hoy, pues nunca antes lo compartí con nadie.
Se que mi abuelo, después de muerto, me visitó, me canto y me beso. Y no fue un espectro. Era real.
En todos los años que han transcurrido he visto muchas sombras azules. Pero siempre callo. Porque, algo que si aprendí en esta vida, es que cada persona tiene su destino escrito y nada, ni nadie, puede cambiarlo. Lo que nunca entenderé es por qué yo tengo ese don. El de poder llorar a mis seres queridos y amigos cuando aún están vivos. VIVO CON ELLO Y SE, QUE UN DIA Al GIRARME, TAMBIEN SABRE CUANDO ME TENGO QUE IR. PERO NO VOY A LLORAR. SERA UN ALIVIO.
De corazón espero que esto no os suene a cuento. Sueño con ser la única que ve la muerte tan cerca, porque no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Hoy tengo 44 años y vivo ayudando a superar enfermedades. Porque la muerte no la puedo evitar, pero procuro que la vida sea mas llevadera para unos pocos.
Mil besos y que vuestra sombra sea negra por muchos años….
Hasta nunca.
LA NIÑA BONITA
Es de Güimar, pero vive en Gerona
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