Muchos nos preguntamos, en qué momento cambiaron las tornas. Fuimos educados por nuestros padres de la mejor manera y, esa manera, ya era una tradición ¿Qué está pasando con esta nueva generación?
Todo lo que queríamos y pedíamos era a cambio de un sacrificio, un trabajo, una promesa. Y, ciertamente, con todo lo contundentes que eran, nos enseñaron todo tipo de valores, principios, comportamientos y una mente puesta en todo lo que nos rodeaba. Y, ese todo, era la familia.
Ahora, la familia se ha hecho invisible para esta generación. Tristemente, les importa poco el entorno, los problemas, las carencias. Están siendo tan viles, que no alcanzamos a entender eso de “nada tiene importancia”. Porque, pocas cosas les preocupan y, si hacemos una reflexión tan sincera como práctica y veloz, podemos darnos cuenta que, el problema que tienen ellos, hoy en día, es el haberles facilitado todo. El no haberles dado responsabilidades, por pequeñas que fueran. El respeto por los mayores, el trato del “usted”.
Su actitud frente a las cosas
Son respondones, indiferentes, arrogantes. No quiero generalizar. Hay de todo, pero no neguemos la evidencia de la mayoría.
Viven, desde pequeños, pegados a las “maquinitas”. Ni levantan la vista ante cualquier acontecimiento. Van creciendo y toda su vida se reduce al juego, horas, días, meses, años. Se hacen mayores, y lo peor, sin hacer otra cosa que no sea el juego.
No les interesan los asuntos familiares, ni la responsabilidad, ni el estado del país. Nada es tan importante, como el disponer de las horas del día y la noche para el juego.
Me entristece enormemente pensar en el futuro que les espera. Porque, lo lógico sería que, en edades tempranas, pudieran visualizar unas metas, los sueños y los anhelos, que sólo se consiguen con mucha lucha y perseverancia.
¿Qué expectativas tienen ell@s al respecto? ¿cómo ven su futuro? ¿Qué está pasando con esta nueva generación?