11 y 30 de septiembre y 1 de octubre de 2009
Si dispone de tiempo, le recomendamos que contemple su fachada, con fuente del siglo XIX, y sus jardines, con árboles llegados desde América.
La casona también posee un horno de cochinilla y en la parte trasera existen varios ejemplares de dragos que se recogen en las crónicas de la conquista de la isla. Vivienda familiar, inmueble abandonado, hotel de salud…. y el hotel rural actual fruto de la profunda restauración impulsada por Carmelina Rosa y la inestimable ayuda de su esposo Francisco Toledo , sus propietarios, resumen a groso modo su devenir histórico. Toda esta información y más la podéis consultar en la web de Finca la Raya, además de poder reservar una habitación. Visitar este lugar no deja a nadie indiferente.
La figura de algunos conquistadores aparece ligada al lugar, a veces como mera leyenda y en otras ocasiones con rigor histórico, pero la historia que aquí nos interesa abordar tiene a lo presuntamente paranormal como protagonista.
Crónica de una investigación:
11 de septiembre de 2009
19:00 horas.
Con motivo de la organización de un evento radiofónico sin precedentes, en el que grupos de investigación de lo paranormal de diferentes países, desde España hasta México y Argentina entre otros, se ubicarían en «puntos clave» dentro de la geografía misteriosa de su región para pasar una noche más en vela, acechando a lo insólito, nuestro equipo realizó una búsqueda en nuestra tierra de la que seleccionamos tres lugares. Alerta Fantasma, este fue el nombre que su organizador Christian Arizza Conte le dio a tan singular idea y que además lo coordinaría en riguroso directo desde su programa La Noche de Las Sombras. El equipo de Clave 7 no podía rechazar tamaña invitación viniendo del amigo Christian. Así que, tras una visita de sondeo de parte de nuestro equipo, elegimos «La Raya» como el lugar perfecto para aportar nuestro «grano de arena». La hora señalada: 22:00 horas (en Canarias).
Pero para la correcta monitorización de los rincones claves de la casona necesitábamos de un tiempo prudencial. Llegamos a la casa cuando aún no había caído el sol. Francisco Toledo, uno de sus propietarios nos recibió como si nos conociera de toda la vida. Nos condujo hasta su histórico hogar por aquel camino empedrado por el que no llegamos a concebir qué personajes, no menos históricos, debieron pisar antaño donde ahora nosotros pisábamos. Allí nos esperaba Carmelina Rosa, mujer de Francisco, heredera de tan magnífico enclave, que nos regaló su hospitalidad.
Habitación por habitación, rincón por rincón, ella nos fue guiando mientras nos relataba los extrañísimos sucesos que, junto a su marido, habían vivido en ellas. Y de como, algunos inquilinos les habían confesado con el asombro claramente visible en su semblante, hechos que venían a corroborar, sin conocimiento previo de la historia del lugar, que en aquella casa moraba «alguien» más.
Carmelina nos contó cómo cierta noche, un portazo de una de las ventanas de la cocina le produjo un sobresalto. Se dispuso a cerrarla, pero inmediatamente recordó que ya la había cerrado con antelación. Y así estaba, con el cerrojo puesto. De pronto, tras ella, varios enseres de la cocina cayeron sin razón alguna de una de las estanterías mientras, en el piso superior, escuchó las pisadas de alguien que parecía huir a la carrera. Valiente como es ella, subió para cerciorarse. Nadie había en el piso superior.
21:30 horas.
Tras una frugal cena en cierto establecimiento del pueblo de Güimar, volvimos. El sol ya hacía cierto tiempo que había descendido tras los Roques de Cho Marcial, la singular figura geográfica que hubiera servido a los aborígenes, ancestros habitantes de aquel valle sagrado, para medir el comienzo del año agrícola. Al parecer, solo desde un punto determinado del valle, en la cúspide de una pequeña pirámide escalonada, justo el día del solsticio de verano, se acierta a ver como el astro rey se pone… dos veces.
Escasa media hora faltaba para el comienzo del programa radiofónico que nos había citado. Pero la conexión con nuestro grupo no se daría lugar hasta algo más tarde. Por tanto, gozábamos de tiempo de sobra para comprobar el funcionamiento del equipo.
Así, mientras Juan Carlos Antúnez, técnico del grupo, comprobaba que el puesto de mando recibía con claridad la señal de todos los sensores, el resto nos diseminamos por la casa comprobando si los mismos detectaban nuestra presencia. Un simple test de funcionamiento.
La grabación esta realizada en bucle. Fijensé en el cuadro inferior derecho. Observaran como una esfera perfectametne circular atraviesa el plano de abajo a arriba y acciona el sensor de movimiento, haciendo que la imagen pase a pantalla completa.
En este vídeo hemos extraido las principales tomas en las que esos extraños obrs hicieron acto de presencia. Las mismas fueron captadas por las cámaras infrarrojas que instalamos en las habitaciones y corredores de la hacienda. En breve extraeremos y ampliaremos alguno de los fragmentos por minutaje.
Visita del equipo de Cuarto Milenio
El equipo de investigación del programa Cuarto Milenio, de la cadena televisiva Cuatro, interesados por la casuística paranormal del inmueble, se pone en contacto con nosotros a fin de visitar el lugar. De ese modo, el investigador, escritor y amigo Pablo Villarrubia se desplaza hasta la isla y durante dos días consecutivos el equipo Clave 7 vuelve a desplegar todo su instrumental por las estancias de “La Raya”. El asombro de Villarrubia fue mayúsculo al comprobar que, en su presencia, esas extrañas formaciones circulares flotaban a su alrededor.
Esta visita tuvo como fruto un reportaje, que fue emitido en la edición de Cuarto Milenio del 10 de enero de 2010.
Crónicas de San Borondón
El programa Crónicas de San Borondón, dirigido y presentado por el escritor y divulgador José Gregorio González, también estuvo allí. Los amigos de Esencia21 querían participar de nuestra investigación y no tuvimos el menor inconveniente. De ese modo nos volvimos a citar en aquel histórico enclave. Aquella noche todo el potencial técnico y humano de Radio Televisión Canaria se unió al nuestro para realizar una “investigación en vivo”.
El programa de esa noche pudo contar con la colaboración de los propietarios de la vivienda, Carmelina y Francisco, que nos los sucesos extraños que han vivido entre los muros de su propia casa y de detalles históricos muy interesantes de aquel enclave. También intervinieron nuestros compañeros, Juan Carlos Antúnez y Fernando Álvarez, que detallaron los entresijos de la primera visita a la casona y del resultado de los análisis de los datos recabados en ella.
Entre las sorpresas que traía guardaba en la manga “Crónicas” destacó la invitación a alguno de los oyentes presentes aquella noche a participar en la investigación. El compañero Fernando Hernández, con una unidad móvil, junto a los más intrépidos hizo un recorrido por toda la casa en total oscuridad. Las impresiones posteriores dadas por los participantes fueron muy interesantes. Una oyente pudo percibir ciertas sensaciones que compartió con todos nosotros en lo que, en resumidas cuentas, no fue más que otra de tantas excusas para que un grupo de personas apasionadas por el misterio practicaran el sano ejercicio de la amistad.
El programa “Crónicas de San Borondón” se emite todos los viernes, a las 23:00 horas (hora canaria), en las diferentes emisoras de Radio Televisión Canaria. Encontrarán más información así como descargar los podcast del programa visitando el enlace al blog de Esencia21 que hemos dispuesto en la sección “Webs Amigas”, al final de la página, o directamente en la web de RTVC donde podrán incluso escuchar las emisiones en directo: http://www.rtvc.es/television/emision/crónicas-de-san-borondón-7801.aspx
08 de marzo de 2010
Paródia de El Hormiguero
Con motivo de la publicación de un reportaje en la revista «Enigmas» sobre los sucesos paranormales acaecidos en el Hotel Rural Finca La Raya, el programa televisivo El Hormiguero, de Cuatro, dedíca los últimos minutos de la emisión del 8 de marzo de este año a este caso, mediante un divertido sketch parodiando la leyenda que guardan los muros de la casona.
22/04/2010
Visita a los amigos
Casi seis meses habían pasado ya desde que el equipo de Clave 7 pusiera el pie por primera vez en el Hotel Rural Finca La Raya. Y llevados por nuestra indebida falta de atención, decidimos volver a visitar aquel enclave y saludar a sus propietarios y amigos Carmelina y Francisco. Las palabras jamás harían justicia para describir la amabilidad y hospitalidad con que fuimos recibidos. Carmelina se sienta a nuestro lado y nos hace llegar con una sencillez y una vehemencia que solo ella posee, el amor que siente por aquel hogar de muros de piedra, encalados con zahorra y savia de drago y mampostería de tea. Infinidad de anéctodas de toda una vida rica de momentos felices y otros no tanto, consecuencia de tal herencia histórica, trasmitida generación tras generación. Y así, nos contó como Edelmira González Baulén, última descendiente viva de aquella influyente familia “güimarera” que poseyera la casa en el siglo XIX, consiguió sabiamente ser propietaria de la misma, en una sociedad en la que las mujeres no podían ser herederas legítimas.
Servanda Delgado, abuela de Carmelina, fue el ama de compañía de la señora de la casa hasta que esta falleció. Ella fue la fuente fidedigna de la historia que ha dado, entre otros sucesos extraños, el nombre de Casa del Miedo a aquella soberana construcción. En su estancia en la casa, que fue primero cocinera de la familia antes de que pasara a propiedad de Edelmira, atendió de primera mano a la joven pianista, que por desamor decidiera quitarse la vida. Del amor surgido entre Servanda y el heredero de Edelmira surge la merecida herencia que ha pasado hoy día a manos de Carmelina Rosa.
Gonzalo Secundino Rosa Delgado, conocido amistosamente en el barrio como “el lagartijo”, padre de Carmelina, era un hombre pragmático donde los hubiera. Absolutamente práctico y trabajador y totalmente escéptico a la casuística paranormal que se le suponía a aquella casona desde mucho tiempo atrás. Solía bromear cuando misteriosamente aparecía abierta de par en par la puerta de la bodega, que debería estar cerrada bajo cerrojo, diciendo “cuanto vino no hubieron de tomar para ver fantasmas en la bodega y salir corriendo”. En su vehemencia, sabía buscar una posible respuesta lógica a cuantos sucesos les contaban sus vecinos y familiares haber vivido entre aquellos muros. Hasta que un día, su visión escéptica cambió radicalmente.
Por aquel entonces la casa no tenía el uso que tiene actualmente. Desde que falleciera la señora Edelmira, el uso hostelero de la misma pasó a segundo plano, usando sus terrenos únicamente para el cultivo agrícola y las dependencias, como corral para los animales. Gonzalo dedicaba toda la jornada en el duro trabajo de mantener aquellas tierras y conseguir que parieran fruto. Y una noche, llegaba a la vivienda que ocupaba en esos momentos la familia, situada mas cercana al centro del barrio de La Hoya, con la tez demudada. Carmelina conocía el temple de su padre y le asustó ver la palidez de su rostro. La respuesta de Gonzalo al interrogatorio de la niña fue “Para que te lo voy a contar. Maldita la hora que me reí llamando borrachos a quienes veían cosas semejantes”. Hasta pocos años antes de la muerte de su padre, Carmelina no volvería a preguntarle por lo sucedido aquella jornada. Y la respuesta de Gonzalo volvería, no solo a ser la misma, sino más tajante aún. “Para que te lo voy a contar. Por la boca muere el pez y bien merecido lo tengo. Además –añadía tácitamente-no te será agradable escucharlo.” Gonzalo “el lagartijo” falleció llevándose consigo el secreto de aquello que vivió en aquella casona, que cambiaría para siempre su escepticismo por un atávico respeto.
Llegada la hora de marcharnos, lo hicimos con la sensación de que aún quedaban en la memoria de Carmelina Rosa, mil y una historias ciertas que contar, que a nuestro juicio, bien podrían formar parte del archivo histórico y cultural del municipio tinerfeño de Güimar.
Fernando Álvarez
Carlos Soriano
Clave 7