Feliz reencuentro a todos mis lectores. Hace algunas semanas que no escribía para la Editorial de nuestra web. Este confinamiento ha resultado, para muchos de nosotros, una auténtica ruptura con nuestra forma de vivir. Tristeza y desolación, ante todas esas personas que no pueden estar entre nosotros, porque han fallecido. En estos momentos, que nos ha tocado vivir, y sin restar ni un ápice a lo duro que está siendo para todo el país, me gustaría poder decir algo. Una vez, haya pasado la desescalada con éxito, estaremos dispuestos a empezar nuestras actividades. La esperanza se visualiza.
Estoy seguro, de que los que han perdido sus trabajos, encontrarán una nueva salida, que los llevará adelante. Los que conserven su vida laboral, seguirán igual que antes.
Somos muy luchadores. Los más jóvenes, se estarán dando cuenta de lo importante que es la libertad, porque han vivido un inusual confinamiento. Pero, también pienso que ahora si entenderán, que tienen unos derechos, que tienen que luchar por ellos y trazarse unos objetivos. Estos momentos son muy complicados, pero no imposibles si hacemos uso de la capacidad de trabajo y sacrificio.
¿Viviremos sin afecto?
Quiero destacar, la parte más sensible y es la parte de las emociones, La pregunta que hoy nos hacemos todos es ¿Viviremos, a partir de ahora, sin afectos, sin sentimientos, sin tocarnos, sin demostrarnos lo que nuestros corazones guardan en silencio?
Yo creo que, una vez que pase el miedo, pasaremos todos a esa fase de reencuentro con nuestros propios sentimientos. De igual manera que, se ha ido soltando la soga que nos mantenía recluidos y hemos empezado a abrir puertas y salir, ocurrirá con esa parte tan importante que es la emocional. La que mueve todos los sentimientos, que ahora mismo están guardados.
Quisiera despedirme de todos, al mismo tiempo que del COVID-19, con mucha esperanza y optimismo. No pierdo la esperanza de ver a todo el Mundo, y en especial a nuestro País, saliendo a flote con la misma fuerza, o más que, con la que está viviendo esta pandemia, a la que estamos ganando.
La esperanza se visualiza.