Introducción
Cómo mencionamos en el artículo sobre el videojuego The Town of Light, este está basado e inspirado en el abandonado Hospital Psiquiátrico de Volterra. Un lugar tenebroso, lleno de misterios, secretos y dolor.
Esa serie de edificios que una vez albergaron el hospital psiquiátrico descansan en una colina rodeada de bosque, cerca del centro de la ciudad de Volterra, esperando a todos aquellos curiosos que quieran acercarse a sus puertas.
A lo largo de las siguientes líneas, conoceremos la historia del psiquiátrico y nos adentraremos en sus desgastados y psicodélicos pasillos para intentar sentir en nuestra propia piel el calvario de todos aquellos pacientes que residieron en él.
Dame la mano, no temas, te acompañaré a lo largo de esta visita, respira hondo… y comencemos.
Un poco de historia
El psiquiátrico fue fundado en 1888 con la creación de un pabellón para dementes en el hospicio del antiguo convento de San Girolamo. En 1902 el pabellón pasó a llamarse Frenocomio S. Girolamo y, en las décadas posteriores, la institución experimentó un gran crecimiento bajo las órdenes del Dr. Luigi Scabia, cuyo nombre se usaría más adelante para uno de los edificios, expandiéndose gradualmente con la creación de tiendas, una empresa agrícola, una sección judicial y muchos otros servicios.
La idea de Scapia era construir una aldea con todo lo necesario para que los pacientes se sintieran libres, pero también para adaptar un tratamiento adecuado para la reinserción en la sociedad de cada uno de sus pacientes, estableciendo incluso una moneda propia para el uso de los internos.
En la primera década del siglo XX se construyeron 3 pabellones nuevos, llamados Verga, Charcot y Ferri debido al alto número de pacientes que llegaban. Desafortunadamente, Luigi Scabia se retiró en 1934 y murió poco después, eligiendo ser enterrado en la misma institución, junto con los cadáveres de aquellos pacientes que nunca fueron reclamados por sus familias.
A partir de entonces, el hospital creció hasta convertirse en uno de los asilos más grandes de Italia, con más de 100.000 metros cúbicos de espacio, hasta que, en 1978, la Ley Basaglia, redactada por el psiquiatra Franco Basaglia, ordenó el cierre de todos los hospitales psiquiátricos debido a las condiciones y a las prácticas inhumanas que se ejercían en ellos.
Dolor y sufrimiento
Hasta que la Ley Basaglia puso fin a la existencia de estos terribles psiquiátricos, ir a Volterra normalmente significaba estar internado en el pabellón Ferri, que llegó a albergar hasta a 6.000 personas simultáneamente, contando solo con 20 lavabos y dos baños por cada 200 pacientes. Un paciente entraba en el Ferri ante el mínimo signo de depresión, ezquizofrenia o incluso por transgesiones políticas o morales.
«El punto de no retorno». Así llamaban a la institución todos los pacientes y familiares, ya que una vez dentro, era imposible salir. Muchas de las paredes de las habitaciones están llenas de marcas, realizadas por los propios internos, palabras que suplican auxilio, textos ininteligibles, códigos que probablemente fueran una especie de forma de comunicarse entre ellos y grafitis realizados tanto por internos como por vándalos.
Prácticas como el tratamiento con electroshock y otras cómo la inducción de comas con insulina eran de lo más comunes. Había un manual de píldoras y venenos que se administraban a los pacientes de forma experimental, sin ningún reparo ni escrúpulo ante la posibilidad de que la consecuencia fuera irreversible.
Los internos eran a menudo sedados, aislados y torturados. Las habitaciones parecían más bien celdas, pues contaban con rejas en forma de prisión. Incluso las propias enfermeras eran llamadas «guardias» y tenían completamente prohibido ayudar a los enfermos a la hora de comunicarse con sus familias o intercambiar objetos y escritos.
Despedida
La vida nos enseña diariamente que hasta el alma más pura, la idea más inocente y el lugar más bonito pueden llegar a corromperse sin que muchas veces podamos impedirlo. Un hermoso deseo de un doctor, que quería lo mejor para aquellas personas mentalmente inestables, se convirtió en una pesadilla para miles de pacientes.
Como si de una película de terror se tratase, esa bonita aldea, construida con tanto amor, pasó a ser una pequeña ciudad del horror, un auténtico infierno en la tierra. Pasillos que llegaron a albergar esperanza, se pudrieron poco a poco en la vejación y la corrupción para que en la posteridad, simplemente, se resquebrajaran hasta perder su forma.
Tantas historias perdidas en el fuego, tantos gritos esparcidos en el espacio, tantas lágrimas derramadas de las que nadie se acordará jamás. Así es la realidad de los psiquiátricos de aquella época. Tan oscuros, tan crueles, tan inhumanos… Al final la pregunta que nos queda es… ¿Quién es el que está realmente loco?.
Desde Clave 7, deseamos poder algún día adentrarnos con nuestros propios pies en este olvidado lugar. Para poder explicaros con más exactitud nuestras sensaciones e inquietudes.
¿Conocías este lugar? Si es así, te animo a que dejes un comentario al finalizar el artículo y nos cuentes tu experiencia.
Sin más, dejo ir tu mano y me despido de ti hasta nuestra siguiente aventura. Recuerda que puedes escucharnos todos los Viernes por la noche en nuestra web.
Un gran abrazo y recuerda, nunca dejes la curiosidad de lado.
Fuente de las imágenes: Paolo Lottini – Flickr
Autor: Besay García Benítez