Clave 7 ha querido unirse a esta iniciativa. Así, a partir de las 22:00 horas, junto al delegado de la SEAMP en Tenerife, iremos visitando los puntos de observación más destacados del parque, alguno de los cuales situados a más de 1.200 metros de altitud.
30 de Junio de 2010
Intervención de Clave7 en Canarias Mágica
Este es el fragmento del programa que corresponde a la entrevista:
Debido a cuestiones ajenas a nuestra voluntad, nos retrasamos algo en llegar al lugar señalado. Nos habíamos dividido en dos grupos, quedando en reunirnos en el cruce de Arafo con la carretera de acceso al parque desde el norte. De allí partimos todos en dirección a nuestro destino final. El Llano de Ucanca no es otra cosa que el interior de una gigantesca caldera volcánica formada hace miles de años. Un cráter de 18.990 hectáreas de superficie, situado a casi 2.000 metros de altitud, sobre el que se levanta, majestuoso, el Teide, hasta los 3.718 metros. Tan solo al bajar del vehículo, casi instintivamente, todos miramos hacia arriba. Aquel espectáculo era increíble. En pocos lugares de este mundo pueden apreciarse a simple vista tantas estrellas juntas. En lo alto, la Osa Mayor presidía el cielo, cerca del cenit. Hacia el oeste, a punto de ponerse tras las montañas, el brillo inconfundible de Venus. Las estrellas tintineaban ante nuestros ojos como si de un código lumínico se tratara. Aquella mágica atracción hacia el infinito casi provocaba vértigo.
Pese al clima del día, que amaneció totalmente nublado en las zonas bajas, con algunas precipitaciones leves, a aquella altitud y protegidos por “El Anfiteatro”, como así se le conoce a los muros que rodean toda aquella caldera, el cielo estaba completamente despejado. El viento reinante en las medianías de la isla tampoco llegaba hasta allí. Eso si, la temperatura no subía de los 12 grados. No excesivamente baja… pero a medida que avanzaba la noche la sensación térmica más notoria se inclinaba hacia el frío. ![]() |
| En la foto: Olga, Beatríz y amigos que acudieron al lugar solo para conocernos. GRACIAS |
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| En la Foto: Olga, Nandy sin perder de vista el cielo y Juan Carlos Antúnez “peleando” con su móvil |
Muy pocos vehículos transitaron aquella única carretera que atraviesa el parque nacional. Pero lo suficiente como para sorprendernos con el paso de alguna unidad contra incendios o alguna motocicleta, que perturbaba el inmenso silencio cósmico del lugar, solo roto por nuestras leves palabras. Mil conversaciones cuyo fin último no es otro que estrechar lazos de amistad bajo la unidad del firmamento. Ya había pasado la media noche y los “No Identificados” no parecían querer hacer acto de presencia. Tal vez, es solo una teoría, no querían interrumpir tan amena charla.
En un momento dado, la luz de las estrelles se hizo tan poderosa, que no quisimos eclipsarlas con nuestras linternas. Así que las apagamos todas. Nuestros ojos, ya acostumbrados a la oscuridad reinante, se relajaron para contemplar todo aquello mientras seguíamos manteniendo mil y una conversaciones. Otros, se dejaron atraer por el infinito y buscaron otras formas más cómodas para su observación. Una idea, sin duda, maravillosa.Beatríz nos alertó en un momento dado, refiriéndonos a un punto rojo que, según pudo ver, apareció por unos segundos hacia el oeste de nuestra posición. Muy bajo en el horizonte. Pero esto no pudo ser corroborado por el resto del equipo. Hay que destacar en este sentido, que durante toda la noche y aunque no de manera continuada, pudimos contemplar muchas estrellas fugaces. Una de las cuales, que pudo contemplar el que esto suscribe junto al resto, lo suficientemente grande y luminosa como para que a ojos de cualquier aficionado a la astronomía pudiera considerarse como un “Bólido”.
En torno a las 2:00 de la madrugada, algo empezó a dibujar sombras alargadas en el llano. Una luz tenue que parecía marcar una frontera invisible. Hasta que, aproximadamente media hora después, tímidamente, La Luna hizo acto de presencia. En fase de cuarto menguante, pero con un brillo y tamaño aparente impresionantes, se asomó poco a poco sobre el alto horizonte que dibujaba Montaña Guajara, hacia el este de nuestra posición.
Su intensidad cambió por completo la gama de colores que la cámara empezó a captar en sus tomas del lugar, dando tonalidades más azules. Dibujándonos por fin la silueta del “Padre Teide”, que toda la noche estuvo ahí, impertérrito, vigilante y sereno.




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