Unos recogen a otros, otros quedan con unos, y todos en la misma dirección. Así fuimos reuniéndonos hasta formar el pequeño equipo de observadores aquella tarde. Las diversas vicisitudes cotidianas no siempre favorecen el que podamos acudir todos a un evento así. Cuando enfilamos la recta carretera de La Esperanza, en dos vehículos, nos dirigíamos al Parque Nacional Cañadas del Teide Josephine Mateos, Beatriz Herrera, Any Torres, Fernando Álvarez y quien esto relata.
Por algún lance que no somos capaces de explicar, el móvil de Fernando Álvarez se apaga irremisiblemente. Nos ponemos en contacto con Madrid para comunicarle este hecho y notificarle un nuevo teléfono de contacto.
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Casi de reojo, percibimos unos extraños flashes en el horizonte, hacia el suroeste. Trasmitimos el hallazgo al resto del grupo, para comprobar si los demás lo habíamos percibido. Así había sido. Uno de los amigos de Dimensión 097 nos confirmó que se trataba de los fuegos artificiales de las fiestas regionales del municipio de Arona. Cosa que pudimos corroborar en seguida, tras escuchar unas lejanas explosiones tras cada fogonazo.
00:30 horas
Algunos de nosotros decidimos adentrarnos en la explanada que se abría, a escasos metros, bajo nuestros pies. Tomando distintas direcciones, nos dejamos llevar simplemente, dibujando una línea errática hacia algún punto, en medio de la caldera de aquel gigantesco cráter. Tomando como punto de referencia el impertérrito cono volcánico que se levantaba aún unos 1.700 metros sobre nuestras cabezas.
Como siempre, sin dejar huella de nuestro paso. Mostrando el debido respeto a la naturaleza que ha dado cobijo a la locura de esta noche.