Vivimos en un mundo, donde la tendencia es adecuar espacios libres de patógenos, haciendo que el sistema inmune no trabaje. Otro factor es que, la soledad podría debilitar tu sistema inmune.
Lo que sabemos del sistema inmune
La definición más sencilla de “sistema inmune” sería algo así como, un organismo formado por células, bacterias y microorganismos en una interacción compleja. Como se sabe, el sistema inmune vive un proceso de adaptación frente a sus enemigos, aprendiendo de ellos. Con lo cual, este complejo sistema se compone de memoria, que es la que solidifica lo que haya aprendido del agente externo, para que no nos vuelva a afectar en mayor o menor medida.
Podríamos comparar su comportamiento, con la filosofía de Nietzsche, que decía “lo que no te mata, te hace más fuerte”. Lo que ocurre es que, si el sistema inmune se habitúa a luchar, permite que aprenda mucho mejor a desenvolverse y a fortalecerse. Aunque, también demasiada exposición, podría ser contraproducente. No es invencible.
Un problema grave es la falta de adaptación
Tal vez, habría que reflexionar sobre que vivimos en un mundo demasiado sano. Las personas del primer mundo, industrializado y en sus estados de bienestar, viven en ambientes habitualmente limpios y los niños en ambientes hiperseguros. Prácticamente no tocan la tierra. Sin ninguna duda, este tipo de ambientes favorecen que enfermemos menos. El problema surge cuando, por circunstancias de la vida, estemos expuestos, por algún motivo excepcional, ante una amenaza vírica y que nuestro sistema inmune, al no haberse adaptado, al no haber aprendido lo suficiente, nos veamos más afectados aún.
Personas que, por ejemplo, viajan a otros países con menos protocolos sanitarios, suelen enfermarse mas rápido e incluso sufrir más neurosis y estrés, por la falta de costumbre a enfermarse.
La psicología también cuenta y la soledad
Se ha visto que, las personas mas solitarias, se enferman con mas asiduidad y a la larga, suelen tener más problemas de salud. A esta conclusión, ha llegado un estudio de la universidad de Harvard. Las relaciones íntimas son el primer predictor de una vida sana y larga. La explicación podría estar en que, las relaciones íntimas, ayudan a combatir el estrés dando sentido y propósito a la vida. Eso significa que, las personas que no suelen relacionarse o mantener contacto con otras personas de manera profunda, suelen carecer de herramientas importantes neuroquímicas, como el amor, empatía, compasión y otras, que ayudan a reforzar la inmunidad, gracias a la influencia de estos químicos.
Existen excepciones, como personas religiosas, que renuevan sus químicos con la sensación de unidad espiritual o con dios. Es por ello que, casi tiene la misma equivalencia.
Sin duda, nuestra naturaleza es social que, junto con el contacto, el afecto y la interacción, hace más fuerte al sistema inmune. En cambio las persona solitaria, no trabajan la interacción y exposición y tenderán a enfermarse con más frecuencia. Esta investigación ha sido llevada a cabo por científicos de UCLA, llegando a la conclusión de que, la soledad podría debilitar tu sistema inmune.