La psicóloga criminóloga Julia Shaw considera que nosotros los humanos nadamos en la hipocresía. Lo considerable es empatizar con el mal. Nuestro lado oscuro.

Para construir una sociedad justa, es imprescindible conocer las causas y a los individuos causantes de determinados males. La psicóloga criminóloga Julia Shaw considera que, nosotros los humanos, nadamos en la hipocresía. Comenta que, es igual de malvado, o como entendemos por maldad, consumir carne elaborada a través de animales torturados, que cualquier otro delito. Este proceso, de desviar la culpabilidad, es un mecanismo que utiliza el ser humano para justificar sus acciones. Se llama des humanización. Al igual que al criminal o persona que ha asesinado a otra, tendemos a rechazar esos actos, porque les convertimos literalmente en no humanos. Al no tener, estos asesinos, condición humana, nos apartamos de la idea de comprensión, y de ponernos en el lugar del otro. Y así nos es mucho más fácil expiar nuestros pecados.

Tendemos al Sadismo de manera natural.

No hay un estudio claro, que determine que el ser humano tenga más sed de violencia que en otros tiempos. Al contrario, hemos pasado de ejecutar la violencia a ser testigos de ella viendo una ficción. La conclusión a la que llega la señora Shaw, es que el humano tiene una predilección natural al sadismo. También comenta que no hay tanta diferencia entre un psicópata y una persona de la que etiquetamos como “normal”.

Enfermos por una disociación cognitiva en el bien y el mal.

Así que la clave está en la empatía y salirnos de nuestra propia disociación cognitiva, del bien separado y el mal. Siempre hemos concebido el bien y el mal, alejados de sí mismos. Una dualidad marcada por un programa muy antiguo instalado, casi epi-genéticamente, en nuestros cerebros. Salirnos de ahí nos ayudará a tener la valentía de empatizar con los criminales.  Y así poder entenderles más, de manera más intrínseca y quizás, ello pueda prevenir mejor futuros casos criminalísticos.

El género masculino educado en una dirección obsoleta como vestigio del patriarcado cultural.

El papel de la figura del hombre en su género, fue una de las preguntas que, la periodista de La Vanguardia, no olvidó. Claramente, se trata de un problema de educación, de condicionarlos inconscientemente en ese rol varonil de actuar físicamente más que intelectualmente. Afortunadamente, este cambio es muy paulatino, aunque aún, hoy por hoy, existan casos de asesinos en violencia contra la mujer. Todo está cambiando, pero lleva su transición. Y por supuesto, la testosterona no tiene nada que ver con la violencia. Absolutamente, hablamos de un mito sin fundamento.

Los estereotipos siguen siendo importantes.

Por último, al ser una sociedad repleta de estereotipos, es curioso el análisis que nos comenta Julia Shaw. Argumenta que somos muy visuales. La apariencia física sigue siendo importante en todos los ámbitos. Puesto que, el cerebro tarda unos 35 milisegundos en crear un juicio que nos determinará nuestra primera impresión, cuando conocemos a alguien. Y como siempre, lo primero que nos llega es el estímulo visual. Es por ello que el más guapo, el que viste bien y demás, tiene más posibilidades de éxito, credibilidad y empatía, que en el caso de una persona menos favorecida físicamente.

Es evidente que nuestra sociedad necesita tener más presente el papel de la psicología como pilar fundamental. Estar al tanto de los últimos estudios en esta materia, para poder implementarlo en la sociedad de manera eficaz. Y así, poder evolucionar en crescendo, salirnos de programas y patrones que inconscientemente nos hacen menos libres. Y para ello, debemos empatizar y conocer profundamente lo que llamamos mal.